Ir al contenido principal

YO HE PARIDO UN ANGELITO (2a PARTE)

Continuamos con el relato de Lupita, mi esposa, sobre la llegada de Valentina a nuestras vidas.
Aquí la segunda entrega:

Cuando fuimos a ver al Coach Adán, en cuanto yo le platiqué lo que me estaba sucediendo, él se empezó a sonreír y me pidió mi mano para tomarme el pulso y me dijo con una sonrisa, “estás embarazada”. Tu papá y yo nos volteamos a ver y nos cayó totalmente de sorpresa, (no dijimos nada, solo sonreímos un poco). El Dr. me pidió que para estar más seguros me hiciera una prueba de laboratorio y enseguida, al día siguiente, me hice el examen; en la tarde entregaron los resultados y yo ya daba por hecho tu existencia y me empecé a sentir muy rara.

Hasta en la noche, cuando tu papá llegó de la oficina, vimos los resultados y ¡oh sorpresa! Tu papá dijo, “vamos a ser papás”, y a partir de ahí dimos por hecho que en enero estarías con nosotros. La verdad yo me atemoricé un poco por todos los cambios que iba a experimentar en mi cuerpo, siempre he sido coyoncita para los dolores pero dejé de pensar en el día en que nacerías, es decir, en el parto, y me enfoqué a pensar en cuánto tiempo tenías alojada en mi pancita, cómo estarías formada, qué tenía que hacer de inmediato… así que hice cita con un ginecólogo muy bueno, que me recomendó un compañero de trabajo, el Dr. Chávez, que atendía los días sábados y domingos, y con la cuestión de trabajo para nosotros era maravilloso porque entre semana era casi imposible ir a consulta. Antes pedí una cita en el Seguro Social, donde me atendieron esa misma semana.

Cuando me vio el Dr. del Seguro me asustó porque me dijo que ya tenía 3 meses de embarazo y sin haber tomado ácido fólico, quién sabe si tú hijita te ibas a formar bien. Me urgía ir con el ginecólogo para que me hiciera un ultrasonido y me dijera si tú estabas bien, y cuánto tiempo tenías de estar con nosotros, porque con tanto trabajo nunca sospeché nada ni me percaté de nada.

Fue un domingo 24 de junio cuando pude ir a consulta con el ginecólogo y nos enteramos que tenías dos meses de gestación, que estabas muy bien y me dieron vitaminas para mí y yo te pudiera alimentar.

Recuerdo muy bien cuando le dijimos a tus abuelitos paternos que esperábamos un bebé, tu papá le pidió a tu abuelita que comiéramos juntos en su casa, tu bisabuelita Tere seguía en Tuxtla, estaba enfermita y esa tarde después de comer tu papi les dijo a los tres (tus abuelitos y tu bisa) que tenía una noticia que darles e inmediatamente tu abuelita chari dijo “¡no me digan que están esperando bebe!” Sí, dijimos nosotros, y ella contestó que le daba mucho gusto. Los tres se pusieron muy contentos de tu existencia hijita, pero tu abuelito Alfonso, como tu papá, es muy sentimental, se puso a llorar de felicidad y tu bisabuelita Tere no se pudo contener y lloró también, yo con tanta sensibilidad lloré también.

Al principio todos pensábamos en un niño, no sé porqué, quizás inconscientemente lo deseábamos, porque cuando les dimos la noticia a tus abuelitos maternos, tu abuelito Arturo daba por hecho que serías un niño; les dio mucha alegría también a ellos, no sabes cuánto me cuidaron, me mimaron y me cumplieron caprichitos que tenía. Tu abuelita Baldo me hacía de comer bien rico.

En fin, la noticia de tu existencia vino a dar alegría a nuestros corazones, de veras Valentina no sabes cuanto te quieren todos, eres un angelito rodeado de mucho amor.

Así pasaron algunos meses, la mayoría de la gente me decía que me veía muy bonita, y es que tú me hacías sentir bien, tu papá me consentía muchísimo. En el trabajo siempre me sentí bien; pero un día 3 o 4 de noviembre justo a los 6 meses y medio de tenerte en mi pancita, empecé a sentir mucho dolor en la cintura y al ir al baño, porque sentía que me hacía pipi en los calzones, gran susto que me di, estaba sangrando. Llamé a tu papi rápidamente y le mostré, le hablé al Dr. Chavéz y le dije lo que pasaba y me pidió hacerme análisis de orina para ver si había una infección de las vías urinarias, pero en los resultados todo salió dentro de lo normal. Tu tío Beto leyó los resultados primero y me dijo que era normal, pero que había sangre en mi orina, cuando al fin me pudo ver el Dr. Chavéz, un domingo, (porque hacía un diplomado en México y no estaba toda la semana en Tuxtla sino en México), nos dijo a tu papá y a mi muy serio que todo lo que fuera bueno o malo él nos lo tenía que decir, y nos dijo que tu querías nacer ya, que yo tenía una amenaza de parto prematuro, me pidió que me pusiera tres inyecciones cada 12 horas a partir de ese momento que eran para madurar tus pulmones, porque podías nacer en cualquier momento y tus pulmones aun no estaban bien desarrollados y por ese lado era difícil que vivieras pero que rezáramos y le pidiéramos mucho a Dios por ti y que tuviéramos fe, que él sabía de bebés que nacen prematuros y viven, pero que yo tenía que hacer todo lo que me indicara, así que me mandó a casita a reposar con los pies hacia arriba.

Ah, el motivo por el que me había sucedido eso, dijo el doctor que probablemente era estrés del trabajo porque no tenía ninguna infección. Nos asustamos hijita, ya habían sospechas de que eras una niña y no te queríamos perder, al día siguiente un domingo tu papá había quedado en ir a comer a casa de tu abuelita charito, yo no me sentía bien, tenía dolor y seguía saliéndome liquido con sangre. Esa vez me molesté con tu papá porque me hizo salir de la casa así, todo porque no les dijo nada de lo que estaba pasando, yo ya les había avisado a mis papas pero tu papá no le dijo nada a tu abuelita charito ese mismo día que habló con ella por teléfono en la mañana (así es tu papá hija ya lo conocerás, no le gusta dar explicaciones a nadie).

Esos días de reposo fueron bien difíciles, nos unimos mucho tu papi y yo, de por sí siempre nos cuidamos uno al otro cuando enfermamos, pero esta vez tu papi me cuidó mucho, me hacía el desayuno me daba mi comida y cena, hacía todo el pobre además de trabajar mucho, pero gracias a Dios y a mi santo San Charbel, todo salió muy bien y llegamos a los siete meses en los que de alguna manera si se te antojaba nacer ya podías hacerlo, pues hay más probabilidades de vida a los siete meses que a los seis. Aún así el Dr. Chávez me recomendó que me cuidara mucho ya que obviamente era mejor que tú nacieras a los nueve meses, así es que me cuidé mucho pero tuve que volver al trabajo; eso me animó más, me sentía muy bien trabajando.

Llegó diciembre y tú estabas preparada para nacer antes o después del 29 de enero, y resulta que en diciembre me empecé a sentir ya muy cansada, me daba mucho sueño, quería estar dormida todo el tiempo, así que me tuve que ir de incapacidad para poder descansar, eso me lo recomendó el doctor, ya que de lo contrario podía volver a sucederme lo mismo de tener una amenaza de parto y por supuesto que queríamos llegar a los nueve meses para que nacieras.

Esos últimos días ya no dormía bien, y eso que tu papi dejo de dormir con la tele encendida, porque resulta que te movías mucho en mi pancita, me dabas de pataditas muy fuertes, y solo te calmabas si se apagaba la tele y la luz, pero después hasta eso era en vano porque no podía dormir, ya se me hinchaban los pies, se me dormían los brazos, me daban calambres en los pies o no podía respirar. Me daba coraje de ver a tu papá dormir muy plácidamente, mientras yo no lo hacía, así que muchas veces lo despertaba para que me diera masaje en las manos y pies , claro que lo hacía casi dormido un ratito y se quedaba bien dormido, con decirte que a veces le hablaba y lo movía y él ni se mosqueaba.

Y así se acercaba la hora de que nacieras, el miedo crecía más, yo siempre he sido muy miedosa hija, y esta vez tenía miedo de todo lo que iba a venir, pronto alguien más estaría con tu papá y conmigo, “una intrusita llegará a nuestras vidas”, le dije un día a tu papá… (CONTINUARÁ).

Comentarios

Entradas populares de este blog

Mejor llama a Saúl

Cuando vemos una serie de televisión -una buena serie de televisión-, conocemos a sus personajes, los aborrecemos o los amamos, los recordamos o los olvidamos. Si se trata de los protagonistas es probable que tengamos bien claro quiénes son, cuáles son sus motivaciones y cómo se convirtieron en lo que son o cómo se van transformando desde el capítulo uno hasta el último. Si han visto Breaking Bad sabrán que tiene una rica gama de personajes que van apareciendo a lo largo de sus cinco temporadas; es seguro que muchos nos quedamos con preguntas como ¿qué es de ellos después del final de la serie? Pero, por otro lado, también pensamos ¿cómo llegó este personaje a ser quien es, a hacer lo que hace o comportarse así? Sin duda uno de los que ganó más simpatías fue el abogado Saul Goodman y pensando en ello, Vince Gilligan nos trajo de regreso ese mundo con Better Call Saul, cuya tercera temporada salió en abril pasado y está disponible en Netflix (suben un capítulo por semana)

Eugenio Derbez no es Adam Sandler

Se estrenó hace unos días Cómo ser un latin lover , la segunda película de Eugenio Derbez en Hollywood. Sí, en Hollywood, e independientemente de si su humor gusta o no, lo cierto es que esta cinta y No se aceptan devoluciones han sido éxitos de taquilla en los Estados Unidos. Cómo ser un latin lover tiene como protagonista a Máximo (Eugenio Derbez), un gigoló que logró seducir a una millonaria bastante mayor que él, quien, tras 25 años juntos, decide abandonarlo por un nuevo novio mucho más joven, terminando así su vida de lujos y riqueza a costa de su octogenaria esposa, viéndose obligado a buscar refugio con su hermana Sara (Salma Hayek), a quien no ve desde hace años. Además de Hayek y Derbez, la cinta cuenta con un reparto de caras conocidas por el público norteamericano. Así, aparecen Michael Cera ( Scott Pilgrimm , Super Cool ), Kristen Bell ( El club de las madres rebeldes ), Rob Lowe (The Outsiders) y Renée Taylor (la mamá de Fran Fine en La Niñera ), que logr

Valentina piciosa